El 13 de octubre de 1867, Los Estados Unidos compran Alaska a Rusia por 7.2 millones de dólares.
La crisis económica por la que pasaba Rusia y el deseo de que Alaska no cayera en manos británicas le impulsaron a vender el territorio a los Norteamericanos, tras el fracaso en la Guerra de Crimea.
La crisis económica por la que pasaba Rusia y el deseo de que Alaska no cayera en manos británicas le impulsaron a vender el territorio a los Norteamericanos, tras el fracaso en la Guerra de Crimea.
Aunque la compra recibió duras críticas en la Unión Americana, finalmente se reveló como un ventajoso negocio al descubrirse oro en Yukón, lo que provocó la primera gran inmigración en masas hacia esos territorios.
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