El 05 de marzo de 1960, en el Campo Carabobo, estado Carabobo, el entonces presidente Rómulo Betancourt promulgó la Ley de Reforma Agraria y el Día del Campesino Venezolano.
Para aquel entonces esa reforma era una luz de esperanza para un sector víctima del sistema latifundista imperante, que les impedía la posibilidad de ostentar las tierras que trabajaban.
Se trató de la tercera ley de Reforma Agraria que se ponía en práctica en el país. La primera había sido proclamada por el presidente Isías Medina Angarita en 1945, y la segunda por el presidente Rómulo Gallegos en 1948.
La ley de 1960 establecía un sistema de dotación de tierras, al mismo tiempo que vincula la producción agraria con una red financiera establecida a través de entes bancarios que financiarían a los productores.
Sin embargo, esta reforma agraria terminó siendo una frustración más para el campesinado venezolano, pues abandonados a su suerte, las tierras que recibieron pronto terminaron en manos de los latifundistas antiguos propietarios de ellas.
Finalmente, el 13 de noviembre de 2001, con la entrada en vigencia del Decreto con Fuerza de Ley de Tierra y Desarrollo Agrario, dicho instrumento quedó anulado.
Con este decreto se establecen las bases del desarrollo rural, integral y sustentable para el ser humano, garantizando al campesino una incorporación al proceso productivo, y a su vez alcanzar la total soberanía y seguridad alimentaria, al incrementar la producción de rubros como cereales, hortalizas, leguminosas y todo lo relacionado al sector pecuario.
Más adelante, el 25 de enero de 2011, se crea la Misión Agro-Venezuela, la primera que forma parte del grupo de misiones sociales bicentenarias y que incluye políticas públicas, seguridad, soberanía alimentaria, inversión en el sector estratégico, incremento de la superficie sembrada e incremento de la producción y distribución nacional.